Muy pocas personas saben que, en realidad, los sentidos de la vista y el oído son un solo sentido y que, cuando uno de los dos sentidos está mal configurado, es cuestión de tiempo que las funciones de la vista y de la escucha se vean afectadas de gravedad…
La relación con la madre configura nuestro sentido de la escucha y la relación de ésta con el padre, nuestro sentido de la vista.
«Cualquier desequilibrio entre la madre y el padre afectará de forma directa la percepción audiovisual de sus hijos»
La relación que los hijos e hijas establecen con la figura materna se ve reflejada en el rol de pareja y es igual para el género femenino que para el masculino. Si la relación es negativa la persona vivirá su relación de pareja en igual forma y su sentido de la escucha estará bloqueado. Es la madre la que determina la carga positiva o negativa en sus hijos e hijas mientras crecen. Si la relación de la madre con su pareja no la «llena» la madre se volcará en la crianza de sus hijos y, por tanto, ellos la vivirán como una madre positiva…
- Un problema serio de salud de la madre mientras sus hijos son pequeños, puede cargar negativamente la relación madre-hijo y convertirlo en sordo emocional aunque, en apariencia, su relación sea «buena»…
- Y al contrario, una relación puede parecer negativa pero si la madre ejecuta sus funciones básicas de nutrición, higiene y descanso en el tiempo de sus hijos, estos tendrán activa su voz interior.
La instalación de las funciones primarias en el bebé es algo instintivo y basta con que la madre tenga buena salud para que se ejecuten sin problemas. De estas funciones depende el correcto sentido de la escucha…
El sordo emocional no tiene voz interior (no escucha sus sentimientos) por estar desconectado de sus sensaciones o vibraciones corporales. Al sordo emocional no le gusta leer (ya que la lectura es un reflejo de la voz interior) y necesita hablarlo todo y tocar…Sin embargo, le gusta observar o copiar de los demás; se desarrolla pero al no poder importarlo, se frustra. Su sistema nervioso paga la carencia de vida interior.
El sordo emocional suele tener los ojos grandes o muy abiertos y desarrolla amplias arrugas en la frente al tratar de «proyectar» lo que piensa en los demás… Si es del género femenino, tiene la capacidad de hacer que los demás ACTÚEN en función de sus proyecciones aunque, por lo general, no sea consciente de esta capacidad…
«La relación que los hijos e hijas establecen con la figura paterna se ve reflejada en el rol social y va a ser diferente en función del género»
El ciego emocional no recibe imágenes en su interior, por tanto no puede fijar en el exterior sus ideas, no puede exportarlas por lo que le cuesta renovarse y actualizar las funciones que dependen del contacto con el exterior. Su sistema hormonal paga la carencia de vida exterior aunque, curiosamente, a causa de esta carencia, tiene que repetir y repetir (trabajar duro) para mantener las etapas superadas en activo.
El ciego emocional sólo se ve a él mismo y sólo reconoce aquello que le es familiar. Es como un niño y le gusta leer pues tiene la ilusión de que con esto se «supera»… Le importa mucho el qué dirán… Tiene problemas con el peso (o mucho o poco) y tiene tendencia al mal humor crónico, aunque puede compensarla con todo tipo de drogas permitidas (lectura, ejercicio, comida, bebida o sexo). Suele carecer de «tacto» a la hora de relacionarse con los demás… y su tono de voz es irritante o simplemente di-sonante con el ambiente.
Durante el tiempo de la infancia y juventud (a corto plazo), es peor ser sordo emocional que ciego emocional, pues implica una relación negativa con la madre; Además, biológicamente hablando, es natural que los niños crezcan siendo ciegos emocionales (pues sólo escuchan a la madre). Es al llegar a la pubertad cuando se activa la función de recibir imágenes o conexión con el exterior y empezamos a fijar los contenidos o etapas de la vida por nosotros mismos.
Sin embargo, el pronóstico de los sordos emocionales a largo plazo, es más positivo ya que, a base de «darse golpes y sufrir experiencias», con el tiempo empiezan a vibrar-ver aunque muy poco a poco.
Los ciegos emocionales, pese a tener una buena relación con su cuerpo y madre, al llegar a la madurez (sobre los 40) se cansan del esfuerzo que impone la falta de comunicación con el exterior y se van quedando también sordos al agotarse sus recursos naturales.
De «normal» las chicas sordas (carentes de madre) acaban viviendo la película de un hombre ciego (carente de padre); él pone la voz (banda sonora-sentimientos) y ella la imagen (guión-ideas)