La aplicación consciente en nuestra vida cotidiana de lo que conocemos como valores humanos es el reflejo de dicha conciencia de humanidad. Con la llegada del ciclo de frío y oscuridad nuestra memoria ancestral se activa y nos pide que tengamos en cuenta el camino recorrido hasta llegar aquí y ahora...
Actualizar en valores humanos...
La riqueza/pobreza no se conciben la una sin la otra, al igual que la belleza/fealdad que están también ligadas como también lo están los conceptos de la salud/enfermedad.
La riqueza/pobreza no se conciben la una sin la otra, al igual que la belleza/fealdad que están también ligadas como también lo están los conceptos de la salud/enfermedad.
El caso del tándem salud/enfermedad es más sencillo de observar como un proceso unitario en el que si una de las constantes baja la otra sube… y lo mismo ocurre con el concepto de belleza/fealdad. De todos es sabido, aunque no aceptado, que la vida no es una lotería en lo que al reparto de belleza y salud se refiere. Incluso en los casos más extremos de ausencia o disfrute de estos «dones» de la naturaleza se puede ver que hay una herencia o antecedentes familiares que nos permiten saber que la carga de belleza o salud con la que nace un bebé unida a su educación, darán como resultado que, a lo largo de su vida, disfrute más o menos de sus dones de nacimiento. Y que conste, que cuando hablo de belleza no entro en valoraciones estéticas sino en el tipo de belleza armónica que cualquier ojo es capaz de apreciar a simple vista y que destaca por encima de las demás.
Con la salud/enfermedad sucede igual aunque, al ser la moneda de cambio más habitual ante los avatares de la vida, estamos más habituados a «perderla» sin cuestionar cómo; en esto, incluso los ricos o famosos se igualan con los pobres y aunque en ocasiones retrasen lo inevitable un poco más gracias al dinero, lo cierto es que los ricos también lloran.
La cuestión es que si podemos entender que nacer con cierto potencial de belleza/salud no es cuestión de suerte sino que hay un bagaje evolutivo generacional que ha mejorado nuestra mezcla genética, ¿porqué no aceptamos tan fácilmente que con la riqueza ha sucedido lo mismo?
Si pensamos que las desigualdades económicas (incluso las más extremas), son inhumanas ¿porqué no pensamos lo mismo de las desigualdades que se aprecian en el área de la belleza y la salud? (esto es lo que yo pienso)… ¿Podéis imaginar un mundo en el que los feos y los enfermos sufren igual que los pobres a causa de esas diferencias cuantitativas?
Normalmente estamos habituados a pensar en términos «cuantitativos» sobre el dinero, la belleza y la salud: esta persona es más o menos rica; más o menos guapa; más o menos saludable; Pero, ¿qué pasaría si empezáramos a pensar en forma «cualitativa» sobre estas cuestiones?
Esta persona no es más o menos rica sino que utiliza mejor o peor sus riquezas.
Esta persona no es más o menos bella sino que manifiesta con más gracia su belleza interior.
Y, por último, esta persona no es o está más o menos sana sino que gestiona de forma más inteligente su potencial personal…
¿A dónde pretendo llegar? La verdad, estoy cansada del tema ricos/pobres y de la lucha de clases a la que esta «eterna» dualidad ha dado lugar y más harta todavía de las diferencias sociales generadas desde que «el hombre es hombre», las castas, la esclavitud, etc., etc., etc. Y, por supuesto, se que falta mucho para que esta cuestión sea erradicada de la conciencia de la humanidad pero con este escrito pretendo fijar un margen aceptable entre mi conciencia personal, libre por completo de estas cuestiones y el resto del sistema que aun se debate entre los conceptos de materia/energía sin ver que son una misma entidad, proyectándose continuamente en la materia y confundiendo la necesidad de SER con la necesidad de TENER…
No hay que ser un académico para saber el origen de las desigualdades económicas, culturales, sociales, etc., que existen entre los pueblos y entre las personas que los habitan. Por eso mismo sé con total seguridad que ha de llover mucho todavía (esta crisis es un mero chaparrón), a lo largo de los siglos venideros para que la mayoría de las personas se liberen del apego a las posesiones materiales (el cuerpo la primera de ellas), y pasen a una apreciación cuantitativa de la vida a una apreciación cualitativa…
Pero también sé que ese es el verdadero reto evolutivo al que nos enfrentamos con esta crisis y las sucesivas crisis que vendrán en los futuros probables que nos aguardan: Tantas crisis/cambios/oportunidades como sean necesarias hasta que la humanidad, en su conjunto, se libere de la memoria histórica y puede reiniciarse en un mundo nuevo en el que las luchas fratricidas por el poder, la riqueza o la atención, hayan sido erradicadas de la faz de la tierra al igual que la peste o la viruela.
Personalmente no me molesta que haya ricos/pobres, guapos/feos, sanos/enfermos ya que pienso que, por encima de toda cuestión, el individuo humano es responsable de su propia vida/conciencia. Y que sólo ante su propia conciencia el humano debe rendir cuentas. Y es por esta fe que tengo en la prevalencia de la conciencia humana por encima de todo lo demás por lo que también pienso que nacer rico o pobre no es cuestión de «suerte», al igual que cualquier otra desigualdad de base a la que se enfrente una persona nada más nacer.
La autorregulación de la especie/gente no ha sido nunca un accidente ni un mecanismo dejado al azar y dentro de este gran decorado que es el contexto histórico en el que la humanidad se desenvuelve actualmente, todos tenemos un papel que representar. La cuestión ya no es qué papel nos ha tocado en el gran teatro de la vida… La cuestión es ¿de qué va la obra? ¿A dónde nos lleva? ¿Eres capaz de anticiparte al siguiente acto? ¿Qué piensas que veremos en el próximo capítulo? ¿Prevés un buen final? O, por el contrario, eres pesimista.
La autorregulación de la especie/gente no ha sido nunca un accidente ni un mecanismo dejado al azar y dentro de este gran decorado que es el contexto histórico en el que la humanidad se desenvuelve actualmente, todos tenemos un papel que representar. La cuestión ya no es qué papel nos ha tocado en el gran teatro de la vida… La cuestión es ¿de qué va la obra? ¿A dónde nos lleva? ¿Eres capaz de anticiparte al siguiente acto? ¿Qué piensas que veremos en el próximo capítulo? ¿Prevés un buen final? O, por el contrario, eres pesimista.
Algo que debes de saber es que la obra de la vida tiene cualidades interactivas y que en tu mano está cambiar tu papel en la obra. Si te sientes espectador tendrás las manos atadas y será como si en vez de vivir la vida estuvieras ¡soñando que vives!
Si, en cambio, te sientes partícipe de la compañía de teatro y ENTIENDES que todos estamos comprometidos con una finalidad evolutiva común y que cada uno de los papeles tiene un sentido, sin criticarlo, sin juzgarlo, sin querer entenderlo o aprenderlo todo, dejando que cada uno «resuelva» su papel como mejor sepa/pueda y, sobre todo, si te dedicas en cuerpo y alma a entender el porqué de tu papel en la historias y el porqué de los papeles de aquellas personas que dan luz a tu vida…
Te garantizo que serás libre y esta es la mayor riqueza que una persona puede poseer………………………