
Normalmente, y hoy no ha sido diferente, es un evocador tema musical el que, a modo de despertador, suele sonar en mis primeras horas del día y, desde que suena por primera vez, se activa cada poco rato para que mi mente no vuelva a desconectarse del todo.
Esta frecuencia musical no es suficiente para poner a mi conciencia corporal «en marcha» y hacer que mis párpados se abran, pero tiene la particular misión de ordenar las impresiones del día anterior y hacer que empiecen a «desfilar» sin que mi mente consciente lo registre. Por lo general, escucho la música y sigo durmiendo, aunque en un nivel de conciencia menos profundo en el que van apareciendo (como burbujas en el agua) algunas ideas, ya perfiladas, que me van mostrando el panorama que veré al despertar…
Esta frecuencia musical no es suficiente para poner a mi conciencia corporal «en marcha» y hacer que mis párpados se abran, pero tiene la particular misión de ordenar las impresiones del día anterior y hacer que empiecen a «desfilar» sin que mi mente consciente lo registre. Por lo general, escucho la música y sigo durmiendo, aunque en un nivel de conciencia menos profundo en el que van apareciendo (como burbujas en el agua) algunas ideas, ya perfiladas, que me van mostrando el panorama que veré al despertar…
Hoy el tema musical me habla de las personas que tienen problemas para mirar hacia adelante, personas a las que les cuesta «arrancar» o «despegar» tras la pausa vacacional, bien porque les cuesta iniciar la marcha y romper con la inercia veraniega, o bien porque la inician en forma brusca, sin tener en cuenta que el otoño es un tiempo de transición y que las transiciones son como el despertar, algo que se produce gradualmente, con suavidad, casi a cámara lenta…
No voy a profundizar en el porqué de estas dificultades porque forma parte del proceso de terapia en el que se vuelve a configurar de nuevo la programación de INICIO…
Sólo diré que la clave se encuentra en el tema musical que hoy me ha despertado, «Te quise tanto de Paulina Rubio»; sabiendo que es la madre de todos aquellos a los que les cuesta mirar hacia adelante (o caminar) la que les dedica el tema… y que aquellos que nada más despertar «salen pitando», es porque se quedaron con las ganas de que su madre les dedicara dicha canción aunque fuera un par de veces…
Este es el legado que dejan las madres que quieren «demasiado» a sus hijos…
Proceso de despertar natural…
En un principio, se despiertan el padre (sol) y la madre (tierra). El padre (alma-mente) parte hacia sus quehaceres incrementando su brillo-potencia, gradualmente, mientras se eleva en el firmamento y la madre (yo) va tomando posesión de la conciencia corporal… La madre va «entonando» o sintonizando con su encanto-melodía nuestra memoria interna (nuestros huesos o antena cristalina), que mientras seamos niños o jóvenes estará sintonizada con la frecuencia materna o intención de vida con la que fuimos concebidos.
Este sonido musical o frecuencia interior es como el canto de los pájaros: al amanecer se activará en nuestro interior por el mero hecho de estar vivos y ser hijos de dios (o del planeta)…
Si no lo escuchamos es por dos únicos motivos:
- Porque hemos perdido la conexión con la madre tierra por problemas con nuestra madre (memoria de inicio) y que si somos adultos se reflejan en nuestro nivel de salud orgánica-funcional.
- Porque tenemos un horario rígido que nos «obliga» a despertar antes de que nuestros huesos y riñones hayan cargado el programa…
Esto último puede compensarse usando un despertador luminoso y, sobre todo, durmiendo en el fin de semana y periodos vacacionales hasta que «nos dé la gana» sin ponernos obligación alguna que nos haga abrir los párpados mientras estos no lo hagan por sí mismos… He de decir que los párpados reaccionan a las OBLIGACIONES EXTERNAS aquellas que algunas personas se auto-ordenan para tener la «seguridad» de que no serán «perezosos»…
Una vez que hemos cargado el tono o frecuencia personal es cuestión de tiempo que los ojos se abran, por sí mismos, en cuanto se hayan cargado los programas de inicio y SIEMPRE que no se haya quedado alguna ventana o programa mal cerrado del día anterior; lo que deja a nuestro sistema «colgado» y con la sensación de ser un zombi durante todo el día (malhumorado y con la necesidad de tomar estimulantes o excitantes para sentirse despierto)
Si todo está en orden, lo natural es que el «sonido de carga de la impresora» nos conmine a movernos y este movimiento es el que produce la apertura automática de nuestros ojos, que en la postura horizontal tienden a cerrarse y en vertical, a mantenerse abiertos… Por sonido de carga de la impresora me refiero a las ganas de ir al baño que son las que nos deberían de incitar a salir de la cama y ponernos en marcha «en primera instancia». Con el pis no ocurre lo mismo, podemos ir al baño de noche o de madrugada sin despertarnos, o sea con los ojos cerrados, pero es el acto de defecar el que pone en marcha «oficialmente» nuestra jornada matinal.
Cuando nuestra pantalla mental (o escritorio personal) está ordenada es muy sencillo observar, en este intervalo de tiempo en el que se van activando las funciones corporales y mentales, lo que la agenda del día nos va a presentar, empezando por lo más prioritario. Recomiendo disponer de papel y lápiz cerca para anotar las ideas o claves que aparezcan así como el tema musical que las resume e ir practicando con la simbología musical pues resultan de mucha utilidad.
Y hablando del otoño, de los «perezosos» y de los «laboriosos»…
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Perezosos |
Tomar conciencia del final del verano hace más sencillo el proceso de identificar las claves de acceso al tiempo otoñal… Una de estas claves, quizá la única dada su importancia, es la del proceso del despertar que determina el cómo se va a desarrollar el resto de la jornada…
- ¿Qué nos mueve a despertarnos?
- ¿Por qué despertamos de mal humor?
- ¿Por qué nos cuesta abrir los ojos?
- ¿Por qué queremos despertarnos pronto cuando no es necesario?
- ¿Por qué somos adictos al trabajo o a estar siempre ocupados?
Todas estas cuestiones desfilaban esta mañana por mi mente y, una a una, iban enlazándose con sus respuestas, todo ello sin necesidad de abrir los ojos; más que buscar las respuestas, se iban seleccionando por sí mismas, de las lecturas que mi propia experiencia de vida me ofrecía (mi disco duro). Cuando la impresora se ha puesto en marcha, mi mano ha empezado el proceso de imprimir en el papel esta entrada y sin necesidad de «pensarla». Me he limitado a volcar las ideas que han sido atraídas a mi memoria profesional a raíz de los sentimientos e impresiones que, en estos días, mi YO ha ido observando de manera natural…
Recomiendo un espacio aparte en vuestro diario para detallar cómo se ha desarrollado este tiempo de verano y con la intención de ir cerrando conscientemente el biorritmo de verano. ¿Qué parte de vosotros ha sido alimentada con la fuente de la «eterna» juventud ? ya que esa parte es la que tendrá que nutrir y dar «encanto» al tiempo otoñal…
El verano es el biorritmo del corazón, del amor y de la coherencia, claves para recuperar el tiempo de juventud...