Y si es la correcta siempre será hacia adelante…
Cuando una persona se encuentra bloqueada, estancada, alterada, aburrida, desanimada, etc. es obvio que ha entrado en un proceso de regresión o cuenta atrás…
En la práctica, esto significa que tienes que superar un reto y además en relación a una persona de tu círculo intimo o familiar, pues sólo las personas cercanas a nosotros tienen la capacidad de alterar nuestra línea del tiempo/imagen/salud/humor, etc.; todas ellas variables que configuran nuestra identidad personal.
- La superación de un reto en la vida adulta implica llevar nuestras capacidades a un nuevo nivel, más allá de las expectativas familiares o cercanas, lo que vulgarmente se conoce como «romper o tocar techo».
Por lo general, la familiaridad o cercanía emocional genera dinámicas o rutinas de «confianza» que impiden la superación personal y es por lo que, de tanto en tanto, surgen discusiones o conflictos que tienen a romper durante un tiempo dichas dinámicas; el problema radica en que si no se toma conciencia de qué es lo que la discusión ha venido a instalar/desinstalar, tras un tiempo de estar de «morros» o distanciados, las rutinas de siempre vuelven a imponerse hasta la llegada de una nueva disputa.
Una de las fórmulas o salidas que el inconsciente ha encontrado para romper definitivamente las dinámicas que empequeñecen el ámbito familiar, ya que las discusiones sólo las hacen entrar en pausa, es el mecanismo del drama (enfermedades graves, accidentes, crímenes, etc.), achacado comúnmente a la fatalidad o al destino. Ante estos dramas, el rompecabezas familiar tiene que rehacerse a la fuerza y las dinámicas personales y familiares establecidas, actualizadas por fuerza de causa mayor.
En realidad, cualquier historia dramática que se pueda llegar a materializar en el contexto evolutivo humano podría ser evitada si aprendiésemos a «desactivarla» en la fase previa que acontece mucho antes de que el drama llegue a su desenlace fatal.
Otra fórmula para escapar de una rutina empobrecedora, esta vez en el ámbito de la pareja, es la separación o divorcio que ofrece una segunda oportunidad al miembro de la pareja que rompe una relación monotemática; que es aquella relación en la que uno de los dos miembros no contempla las necesidades del otro. Por lo general, cuando una pareja se rompe sin mutuo acuerdo, es porque en el principio, uno de los dos se equivocó y no vio con claridad donde y con quién se emparejaba…
Pero ¿qué hacer cuando quieres vivir una relación familiar y de pareja en la que sea posible la superación personal sin necesidad de que intervengan factores reguladores inconscientes como las discusiones, las infidelidades, las desgracias, o el divorcio?
¿Qué hacer cuando crees en el «se casaron, comieron perdices y fueron felices para siempre?
¿Cómo conseguir que esta imagen arquetípica sea una realidad recuperando el sentido de la felicidad…?
El sentido de la felicidad proviene de una toma de conciencia en tu desarrollo personal que te hace saber que «sabes»
Cuando sabes que «sabes», siempre encuentras una salida amorosa o positiva ante los retos que, hoy y siempre, ha supuesto la convivencia familiar y de pareja.
¿Qué es lo que hay que saber?
Primero. Lo primero que hay que saber es que LA VIDA es lógica y tiene un sentido coherente e integrador con tu propia vida. LA VIDA SABE.
Segundo. Si aceptas o sabes lo primero, tienes resuelto el segundo paso que consiste en saber que cuando alto te disgusta, molesta o enfada, estás ante una prueba de coherencia…
Tercero. Toda prueba de coherencia es una prueba de inteligencia, disciplina, fuerza de voluntad, etc., cualidades que todas juntas definen el estado de madurez o plenitud humana.
Cuarto. Por tanto, cuando un estado negativo, de regresión o cuenta atrás, se apodera de ti, tienes que verlo como si estuvieras en un concurso en el que tienes que RESPONDER de entre todas las opciones posibles, AQUELLA QUE TE DEVUELVE LA PAZ.
«Una vez recuperas tu paz, la cuenta atrás se detiene y tu vida sigue adelante».
Ejemplo: Tienes un desacuerdo con tu pareja a la hora de enfocar una cuestión. Tú pareja se muestra reacia a la hora de aceptar tus argumentos y te quedas bloqueada. Es tarde y no insistes porque SABES que seguir conduce a una discusión, pero te quedas triste y distante, incomprendida. La cuenta atrás ha comenzado.
El día siguiente amanece y sigues distante pero el sueño te ha cargado las pilas y vas reconstruyendo una y otra vez los diálogos del día anterior en tu mente, hasta que encuentras una respuesta válida que ¡bingo! sientes que encaja y disuelve las resistencias que el día anterior no supiste-pudiste vencer… Ni siquiera hace falta que reabras el tema porque automáticamente sientes que la distancia entre tu pareja y tú se ha evaporado. La sonrisa y el buen humor vuelven a tu rostro y ¡milagro! Sin necesidad de palabra alguna él viene y te da un beso amoroso en la frente; y, además, en ese momento suena en la radio un tema que enmarca el momento como si fuera un guión cinematográfico…