¿Porqué o Para qué? ¿pasado o futuro?




Dinámica de la evolución: El resultado de una acción determina la intención con la que fue concebida...  


  • ¿Por qué hago lo que hago? Conciencia personal…
  • ¿Para qué hago lo que hago? Conciencia grupal…


Hace ya algún tiempo y tras visionar una videoconferencia de TED, estuve dándole vueltas al tema del ¿por qué hago lo que hago?; pero con el tiempo, y al profundizar en esta cuestión, me he dado cuenta de que en la vida el porqué o los porqués sólo son necesarios en el ámbito del desarrollo personal y que, en el ámbito de lo grupal y sobre todo a la hora de integrarse de forma armónica, el factor determinante es el ¿para qué lo hago?

O dicho de otra forma ¿qué voy a aportar al mundo? ¿Para qué sirve lo que voy a hacer, decir o incluso lo que estoy pensando? ¿Qué resultados voy a producir/obtener? (resultados holísticos y no sólo materiales)

«Mientras una persona necesita o busca profundizar en el «porqué» de las cosas, actitud que marca y genera las diferencias; la vida se afana en determinar los «para qué» con el fin de agrupar y ordenar las infinitas variables que componen el proceso del desarrollo humano.»

Bucear en el «porqué» de las cosas es un camino de ida y vuelta ya que conduce siempre del presente al pasado y con el riesgo añadido de quedarnos fijados en el entramado de las motivaciones personales o egóicas y, en la mayoría de las veces, es una vía sin salida que nos obliga a volver con las manos vacías y el sentimiento de haber perdido el tiempo. 

En ocasiones (las más dramáticas), ir a la búsqueda de un «porqué» es un camino que conduce a la muerte, una trampa en la que caen los incautos que buscan la trascendencia material que sólo la consecución de un nombre propio puede aportar. 

Sin embargo, centrarse en el «para qué» es una puerta abierta al futuro que nos permite adentrarnos más allá de los límites de lo conocido al conectar nuestras mentes con otras mentes afines. Por eso, en mí día a día, cada vez que observo una historia que suscita inquietud en mi mente o en la mente de las personas que me consultan, centro toda mi atención en encontrar el «para qué» de esa historia.

¿Qué consecuencias tiene o puede llegar a tener en caso de que no se solucione? ¿En qué forma va a cambiar mi vida o la vida de esa persona en relación al medio (pareja, familia, trabajo, mundo, etc.,)?... Si resuelves esta variable tienes la clave para entender de dónde proviene la historia en cuestión y cómo solucionarla.

Realmente dejé de preocuparme del «porqué» de las cosas cuando entendí, de una vez por todas, que esta actitud me separaba del todo y me impedía integrar la verdadera función de las cosas o las personas.

La próxima vez que tengas un problema con algo o con alguien en vez de preguntar ¿por qué? Pregúntate ¿para qué? ¿Qué tengo que aprender de esta historia? Y verás que fácilmente resuelves el conflicto.

Quedarse anclado en el tiempo del «porqué» de las cosas significa que no superaste la etapa primaria (0-3 años), en la que la conciencia del bebé aprende a diferenciarse de la conciencia de su madre y por añadidura del resto del mundo. Si eres una de esas personas que disfruta cuestionándolo todo y a todos, si te gustan las cosas difíciles, si lees revistas divulgativas de corte académico-técnico-científicas en tu tiempo libre; o eres de los que les gusta estar siempre informados o estar a la última en moda, tecnología, etc., lamento decirte que tu edad emocional no supera los 3 años y que todavía no has salido del «cascaron»…

En este caso, eres una persona para la que «la diferenciación», sentirte y saberte diferente, es algo prioritario en tu vida… (que te otorguen reconocimientos, créditos, etc.)...

Esta necesidad de sentirse diferente, especial, único, exclusivo, etc., es uno de los factores que el factor consumo explota hasta sus últimas consecuencias, a sabiendas de que la persona inmadura hará lo que sea para verse y sentirse «completa en el exterior» a falta de sentirse y saberse completa en su interior…

Además, como fórmula magistral te diré que todos los porqués, hasta los más difíciles, se encuentran integrados en el para qué…