Concepto de humanidad


Vínculos en el día a día. La «lucha» por el espacio

Cuando dos personas adultas coinciden en un mismo espacio, solo pueden ocurrir dos cosas: que sus fuerzas se compensen o se equilibren, dependiendo del tiempo o edad evolutiva que cada una de ellas tenga. Dicho de otra forma, que hagan el amor o la guerra.

Hay que tener en cuenta que no estamos hablando del tiempo cronológico o edad, que determina nuestras funciones biológicas, sino del tiempo grupal, determinado por nuestra edad socio-cultural. Si el tiempo grupal-cultural es similar, se dará el equilibrio entre ambas personas y la relación será pacífica; por el contrario, si su cultura, (hábitos y costumbres), son diferentes, la convivencia será más difícil y el de mayor edad evolutiva, compensará las deficiencias del menos evolucionado.

    • Esto es así siempre que él espacio sea elegido libremente, los dos tengan el mismo sexo y ambos sean adultos.
    • Cuando las dos personas adultas que comparten el mismo espacio son de sexo diferente, la lucha por el espacio no es diferente a la que se establece entre miembros del mismo sexo.
Un hombre y una mujer reflejaran las mismas diferencias o similitudes del clan o grupo social al que pertenezcan y, por tanto, si sus tiempos biológicos no coinciden con sus tiempos culturales, hábitos y costumbres, la convivencia, será problemática.»


Vínculo o conexión energético-emocional. Concepto de «humanidad» 





Estos párrafos de inicio pertenecen al Texto nº 6: La lucha por el espacio. Concepto de guerra y de género, de mí libro 'Femenino, Masculino, Neutro. Conciencia de Género y desarrollo humano'. y los he seleccionado para ilustrar el concepto del «vínculo o conexión energética» que tiende a producirse automáticamente en cuanto dos personas coinciden en un espacio común.

Ante todo, una persona es un ser humano y, en base a esta humanidad, nuestros cuerpos reaccionan en forma natural ante la proximidad física de otra u otras personas. 

Los humanos tenemos una serie de conectores energéticos, sensibles a la impresión o carga sentimental que cada persona posee en su memoria corporal… Estos conectores se activan en forma automática en función del nivel de simpatía, cercanía, familiaridad o cordialidad que nos inspira la persona en cuestión y, aunque no son visibles al ojo humano, todos podemos ser conscientes de ellos si prestamos atención a lo que sentimos en una de las interacciones que establecemos en el día a día.

Este nivel de conexión es biológico y no podemos hacer nada para impedirlo, es como si nuestro cuerpo tuviera una especie de cables muy sutiles que se enganchan en los distintos receptores que el cuerpo humano tiene en sus distintas áreas de recepción sensorial…

Además, estos receptores para la conexión, están configurados para activarse de diferente forma en función de la postura o actitud que la persona establezca a la hora de comunicarse:

  1. Intención con la que se acerca, si permanece sentado, de pie o tumbado, si está quieta o en movimiento, etc. 
  2. Número de personas que haya en dicho espacio. 
  3. Hora del día (AM o PM), y del momento del año o estación en la que se encuentran, etc. 
  4. También influye la agenda personal y profesional, por lo que su estado civil y/o sentimental, sus responsabilidades y capacidades profesionales determinan de forma directa la disponibilidad para que la conexión que se produce sea de un grado, más o menos, cercano o familiar. 
Todas estas variables se ejecutan de forma instantánea sin que la persona pueda hacer nada por evitarlo, en todo caso, lo único que puedes hacer es ir tomando nota de las impresiones que recibes y tratar de sintonizar lo mejor que puedas con la señal o frecuencia que recibes de la otra persona…

Sólo una persona consciente de sí misma y con un alto grado de desarrollo personal, será capaz de sintonizar con todo tipo de frecuencias o personas, ya que su grado de disponibilidad o recepción será el máximo que el «rango de humanidad» nos concede.


En la medida que una persona madura y crece su nivel de «simpatía o cordialidad» aumenta, sin que por ello mermen sus responsabilidades para con ella misma; muy al contrario, en la medida que su nivel de disponibilidad aumenta, sus capacidades y niveles de desarrollo sensorial se amplifican…