Conecto-Desconecto... Tiempo dominical

Cuando una persona despierta, su sistema nervioso ejecuta las primeras órdenes del día y empieza a cargar aquellos programas que, previamente, tenga configurados en su barra de tareas…







Casi a la par, su sistema hormonal registra sus valores en sangre y hace el cálculo de los nutrientes que ha de tomar en el desayuno, para comenzar su labor diaria en forma óptima;y, por supuesto, su sistema inmune se encarga de activar las «defensas» relativas a su identidad biológica (su memoria o caché personal), el recuerdo de quién es, dónde está y qué tiene «pensado» o programado para hoy, programación dispuesta, por lo general, en función de la toma de conciencia del día anterior. Si todo este proceso está en orden, el sistema se inicia y comienzas a abrir las ventanas que el nuevo día te solicite en función de tu agenda personal y laboral.

«En una persona consciente, la agenda se organiza por semanas y la semana se inicia el domingo y finaliza el sábado y todo lo que va a suceder, a lo largo de la semana, es como el mapa extendido de lo que vivas el domingo (día del sol o del alma). »


"El domingo fue declarado día del Señor o día de reposo el 7 de marzo del año 321 dC por el emperador romano Constantino, quien profesaba unirse al cristianismo, pero con algunas tendencias de su antigua religión, en la cual se adoraba al dios sol como principal figura y deidad (en el inglés, domingo se escribiría sunday, día del sol). En la antigua mitología griega, Helios era la personificación del Sol. (Unos cien años después de la muerte de Jesucristo, los cristianos, cansados de que los griegos y romanos les confundieran con los judíos, decidieron consagrar al descanso religioso un día que no fuera el sábado. Surgieron dos opiniones y cada iglesia siguió la que quiso, ya que en principio cada parroquia era independiente de las demás. Unas se decidieron por el viernes (dies veneris), por ser el día de la muerte de Jesús. La otra mitad eligió el día del Sol (dies solis), por pensar que éste era el día más glorioso, al coincidir con su resurrección. En lo que sí hubo acuerdo fue en la decisión de cambiar el nombre del día del Sol por el día del Señor (dies domina), que luego degeneraría en domingo. Al final se adoptó éste como jornada festiva". 

Días de la semana

Hubo un tiempo en el que los hombres no organizaban su tiempo en semanas y los domingos, o días del alma, no se respetaban. El descanso dominical es una aportación, relativamente moderna, en el contexto social humano pero, desde tiempos inmemoriales, los periodos de descanso han estado ligados a la celebración de los rituales religiosos y, aunque muchas personas han abandonado sus prácticas religiosas, el periodo de descanso, asociado a dichas celebraciones, permanece como un bien social. La conciencia humana necesita del descanso para reiniciarse y la verdadera eucaristía o comunión de las almas, el bálsamo que nos garantiza un feliz sueño y la renovación plena de nuestros sentidos, es el encuentro gozoso y armónico con nuestra familia. (Sin éste la eucaristía no tiene sentido y con él, se hace innecesaria)

El lunes comienza nuestra jornada laboral, en lo que concierne a nuestras obligaciones públicas y, salvo horarios específicos, la mayoría de personas cierra su semana el viernes por la tarde. El ritmo semanal tiene su «pulso» y, quizá hable de ello en otro momento, pero hoy toca restablecer el tiempo del fin de semana y, más concretamente, el tiempo del domingo pues el sábado, o día de cierre, merece un capítulo aparte. El domingo es el día de la familia por excelencia, día en el que fusionamos nuestra andadura individual en el seno de nuestra familia y, por tanto, día en el que renovamos nuestros lazos con la comunidad y miramos al futuro con ilusión.

Los días de domingo tienen un sentir diáfano y luminoso, pero pueden estar teñidos de tonos grises u oscuros, si los domingos de nuestra infancia no fueron gozosos o luminosos. El domingo es un día festivo porque te da la oportunidad de estar en casa con todas las personas a las que amas y sin necesidad de ser TÚ. (Que es lo que eres cada uno de los días de la semana, de lunes a viernes. El sábado se necesita para dejar de ser tú y quedar limpio para el domingo volver a casa) En casa, y siempre que sea domingo, puedes ser YO y verte reflejado, con amor, en el rostro de tu madre, de tu padre y de tus hermanos (si eres hijo), o en el rostro de tu compañero o compañera (si eres adulto). No hay mejor celebración que sentarte a la mesa en domingo y poder disfrutar de una comida familiar, distendida y «ociosa», donde huelgan las explicaciones porque te sientes UNO con el resto de los comensales. 

La mañana dominical es un tiempo de ajuste en el que los miembros de la familia preparan su alma a conciencia (se ponen sus mejores galas internas), para reunirse con sus seres más queridos. La tarde, tiene dos etapas diferenciadas: la sobremesa, en la que se pueden recibir visitas (una buena película puede suplir esa función), que nos aportan visión de futuro o del pasado, en función del tiempo común a desarrollar. Cuando necesitamos una retrospectiva, el pasado viene a nosotros y cuando necesitamos una perspectiva vamos al futuro y esto determina el género y argumento de las películas o visitas que seleccionamos. Cuando las visitas se van (o la peli se acaba), la familia comparte su sentir y cada uno de sus miembros expone su valoración, lo que permite integrar los distintos enfoques; para los niños y jóvenes, esta actividad se convierte en un excelente ejercicio de madurez e integración en el espacio tiempo familiar. 

Las últimas horas de la tarde, llaman a recogida y es el momento de preparar la agenda semanal, pero no es preciso que sea un ejercicio analítico (salvo para los escolares que tienen que preparar sus mochilas). Para el adulto que trabaja, las últimas horas del domingo han de ser un oasis de paz y serenidad; un tiempo de integración para la lectura, la meditación, el paseo, la escucha de música, (también se puede cocinar o ver la tele ) hacer estiramientos, etc., lo que cuenta es que el ánimo se manifieste sereno y en actitud de extrema quietud interior. Nada ni nadie debe de perturbar las últimas horas de un domingo y es conveniente que la cena sea ligera y el menú de tv elegido para el cierre del día, edificante.

La armonía de un domingo pleno y consciente, GARANTIZA una conexión plena con el exterior y el resto de la semana evolucionará sin problemas si el centramiento dominical familiar ha sido óptimo. Ser familia no es una rutina, ni una obligación, es un acto de amor volitivo y ha de vivirse en coherencia, a sabiendas de que este acto de amor se exporta a todos los espacios por los que la familia circula. No es el trabajo, ni la gente, «no es que la vida esté mu’ mala». Es la falta de amor, de compromiso, de disciplina, de coherencia y de hábitos saludables lo que está matando a la familia y debilitando nuestra sociedad.

¡Espero que para ti, no sea tarde!


Tema insomnio y mal descanso. Conflictos familiares por resolver

Cuando hay temas importantes que cerrar o desconectar (resolver o archivar), el «sistema» no se apaga y se mantiene en «suspenso»… Cualquier ruido o movimiento te desvela y, si duermes, el sueño será poco profundo y no reparador. Durante el día, cualquier «movimiento» (o actitud de avanzar en el tiempo-espacio) te devuelve automáticamente a la «ventana» o tema pendiente pues, en la vida, las prioridades a resolver son siempre los temas relativos al YO, y éste se configura con las figuras familiares… (Madre, padre, hermanos para los solteros; pareja para los adultos). Cualquier persona, con la que nos relacionamos en el espacio público o laboral, puede cobrar la forma de un personaje familiar para «facilitarnos» la integración del tiempo no resuelto. 

Cualquier problema relacionado con el sueño, el descanso o la evolución laboral hay que buscarlo en el ambiente familiar.

En esta bella película se ve como el ritmo laboral condiciona el ambiente familiar...