Sellado con un beso...



Imagina esto.

La tarde cae lenta, como si estuviera ensayando ya los primeros gestos del verano. Pero aún no ha llegado. Todavía quedan semanas para que el sol se declare oficialmente dueño del calendario… y entre medias, quedan exámenes, despedidas, cierres, pequeñas pruebas silenciosas que la vida nos pone delante sin avisar.

Y en ese intervalo —ese territorio suspendido entre la primavera que se agota y el verano que amenaza con despertar— aparece el NOSOTROS.
Ese “nosotros” que nació en Navidad, cuando el mundo se apretó un poco más y nuestras almas, sin darnos cuenta, comenzaron a respirar al unísono.

Esa voz sutil… casi divina… que nos empuja a ser más coherentes, más íntegros, más humanos.
La conciencia grupal.
La brújula que hemos compartido estos meses.

Pero el verano, ya sabes, tiene otros ritmos.
El calor afloja la tensión interna, la luz invita al juego, al disfrute, al YO.
Y cuando llegue —cuando por fin llegue— el “nosotros” se irá retirando como una marea lenta, dejando en cada uno la huella de lo aprendido.

Por eso, ahora, en estas últimas semanas previas al verano, presta atención.
A los conflictos pequeños.
A los temas viejos que vuelven.
A las emociones que se desordenan.

Son… los exámenes finales del alma.
No los de los niños, no los del colegio.
Los nuestros.
Los del corazón.
Los que nos recuerdan si lo que decimos es lo que hacemos, y si lo que hacemos es lo que sentimos.

Porque con cada nuevo ciclo solar, la vida sube el nivel.
No para castigarnos, sino para afinarnos.
Para que este “más humano cada día” no sea solo una frase bonita, sino un sistema operativo real.
Algo que se note en la piel, en la voz, en la forma en que miramos a los demás.

Y entonces sí: llegará el verano.
Y estrenaremos un nuevo YO.
Un YO más brillante, más ligero, más color-olor-sabor-sonido.
Un YO preparado para saborear la vida con otra intensidad.

Porque cada verano —aunque a veces lo olvidemos— estrenamos vida nueva.
Y este, que se aproxima, no será la excepción.

Así que respira.
Observa.
Alinea.
Aprende lo que toque aprender…
y prepárate.

Lo que viene, viene grande.