La importancia de decir ¡adiós!
Hace un tiempo escribí sobre la importancia del acto de presentarse y hoy quiero aclarar la importancia del acto de decir ¡adiós! pues ambas acciones están íntimamente relacionadas ya que la una (hacerse presente o darse de alta en un nuevo espacio), es prácticamente imposible sin la correcta ejecución de la otra (hacerse pasado o darse de baja en el espacio anterior)…
Las personas no tenemos la capacidad de estar en dos sitios a la vez de «cuerpo presente» y para que nuestro cuerpo esté al 100 % de su capacidad necesitamos que también lo esté nuestra memoria o conciencia personal. Nuestra conciencia personal sigue a nuestra memoria de vida y si nuestra memoria está ocupada por historias o personas ajenas a nuestro tiempo o experiencia actual, nuestro sistema operativo se bloqueará por problemas de incompatibilidades y falta de actualizaciones.
Las personas no tenemos la capacidad de estar en dos sitios a la vez de «cuerpo presente» y para que nuestro cuerpo esté al 100 % de su capacidad necesitamos que también lo esté nuestra memoria o conciencia personal. Nuestra conciencia personal sigue a nuestra memoria de vida y si nuestra memoria está ocupada por historias o personas ajenas a nuestro tiempo o experiencia actual, nuestro sistema operativo se bloqueará por problemas de incompatibilidades y falta de actualizaciones.
Cuando la memoria de una persona «falla» significa que está ocupada en un tiempo anterior que no ha sido eliminado conscientemente. Síntomas de fallos en la memoria son los miedos al futuro, a la vejez, al fracaso profesional, los bloqueos vocacionales o de inspiración, etc. Cuando estos síntomas aparecen significa que existe algún vínculo con un tiempo pasado (una relación personal o profesional), que no hemos eliminado o actualizado.
- Todas las enfermedades degenerativas de la mente son causadas por la existencia de vínculos con el pasado, no resueltos, que impiden la correcta ejecución del tiempo presente. Por ejemplo: un ictus es un reinicio brutal del sistema de memoria personal que se produce cuando la persona ha superado una etapa importante de su vida «sin tomar conciencia de ello» y el sistema se reinicia por sí mismo. Normalmente, este reinicio tiene que ver con el grupo familiar al que la persona pertenece ya que en las personas inconscientes las actualizaciones y superaciones de etapa van ligadas a la memoria emocional familiar o sistémica. Si la persona sobrevive y no cambia de vida, lo más probable es que al cabo de un tiempo su sistema vuelva a reiniciarse de nuevo, esta vez con peores consecuencias. (cada vez quedan en un estado más regresivo en el tiempo)…
Ayer en una entrevista le preguntaban a un personaje cual era el secreto de su aspecto juvenil y la respuesta fue: tener buena salud y no «tener» memoria. Sonreí al entender lo que en verdad quería expresar con no «guardar» memoria del pasado y también sonreí al pensar que, en realidad, «no guardar memoria del pasado» es la clave para tener una buena salud y un aspecto jovial y juvenil de por vida.
Pero ¿cómo conseguir no «guardar» memoria?
En principio, esta función de «no guardar memoria» es algo automático para el ser humano cuando llega a su edad adulta ya que todas las personas estamos programadas genéticamente para que una vez llegadas a la [i]fase adulta vivamos al día. Esto implica que el sistema actualice nuestras constantes vitales todos los días mientras dormimos, eliminando de nuestra conciencia todo lo «viejo o inútil» y conservando, actualizando todo lo útil.
- En la naturaleza la máxima: REDUCE, REUTILIZA Y RECICLA es tan antigua como la vida misma…
Hay que saber que para que este programa de regeneración vital se ejecute de forma automática es necesario haber superado la impronta emocional y eliminado a conciencia todos los vínculos ligados a los tiempos y espacios que ejecutamos durante el tiempo de crecimiento y juventud, ya que estas etapas de la vida se ejecutan siempre en función de tiempos y espacios PASADOS vinculados a las memorias materna y paterna respectivamente.
Normalmente, las personas van superando las etapas de su vida sin ser conscientes de ello por lo que se sienten «arrastrados», «golpeados«, «presionados» o «empujados» por los vaivenes del destino, viviendo como crisis más o menos dramáticas lo que en verdad son oportunidades para el cambio y la superación personal.
«Toda crisis no superada conscientemente mediante la toma de conciencia del tiempo/espacio a superar, cerrar o eliminar, será somatizada en forma de enfermedad física o mental…»
- Las enfermedades mentales son regresiones al pasado.
- Las enfermedades físicas son préstamos o hipotecas de futuro.
Cuando una etapa importante de la vida se supera, todos los mecanismos del sistema se ponen en marcha para que ABANDONEMOS el espacio donde se ha ejecutado o vivido dicha etapa. De repente, es como si las paredes se estrecharan y el techo se nos viniese encima, las «cosas» y personas nos agobian y sentimos la necesidad de decir adiós y marchar en busca de nuevos horizontes. En esos momentos, la vida «conspira» a nuestro favor facilitando nuestra marcha aunque sea dejándonos en la calle, en el paro o compuestos y sin novio; cosa que, en un principio, solemos llevar muy mal pero con el tiempo y la toma de conciencia apropiada (sin toma de conciencia el tiempo no cura nada), sabremos reconocer que, toda crisis, siempre fue por nuestro bien…
El problema radica en que para asumir que la VIDA siempre tiene razón, tienes que tener superado en forma positiva el vínculo con tu memoria de inicio o figura materna y esto puede ser realmente difícil sin la ayuda del exterior, sobre todo en aquellos casos en los que la madre compensó sus carencias personales en la crianza de sus hijos.
- Mientras un niño crece puede llegar a asumir fácilmente que su vida depende de él si su madre no le presta atención suficiente; esto le convertirá en un superviviente al aprender, desde muy joven, el sentido básico de la vida: ¡somos responsables de nosotros mismos! Los supervivientes tienen que aprender a relajarse e ir más despacio pero no tienen problemas para eliminar vínculos con el pasado cada vez que tienen que decir ¡adiós!
- Sin embargo, hay una carga que ningún niño debería de asumir jamás mientras crece: la carga de satisfacer las expectativas de su madre, padre o familia (expectativas siempre ligadas al vínculo materno); estos niños aprenden desde muy pequeños a compensar las historias de su madre por lo que crecen desvinculados de la vida real y estrechamente vinculados al pasado. Cuando crecen se convierten en personas desconfiadas y solitarias y aunque pueden aparecer como alegres y sociales (incluso demasiado), su realidad interna es la soledad y suelen fracasar en sus relaciones sentimentales y avanzar con mucho esfuerzo y «dolor» en el área socio-profesional.
Protocolo para decir ¡adiós!
- Empieza por realizar una biografía de tu vida desde que naciste hasta el día de hoy, tomando como índice los espacios personales y profesionales por los que has circulado a lo largo de tu existencia.
- Después toma conciencia de cuantas personas y espacios de tu pasado están presentes en tu día a día y en qué porcentaje. Teniendo en cuenta que al PRESENTE pertenecen exclusivamente las personas con las que convives físicamente y con las que trabajas en el momento actual.
- Cuando hayas separado las figuras del pasado de las del presente ya puedes filtrarlas. Haz un balance de tu relación con cada una de ellas preguntándote (mejor por escrito), ¿qué me aporta esta persona? ¿Qué le aporto yo? ¿Es un balance positivo? Por favor, se completamente honesto y sincero en tu evaluación porque de lo contrario el ejercicio no te servirá de nada. ¿Qué nos une en este momento? ¿Qué espacios e intereses actuales compartimos? ¿Qué nos unió en el pasado? ¿Qué sería de mi vida si esta persona desapareciera para siempre?
- Después haz una lista con las personas y espacios que consideres VITALES para tu vida hoy. Vital significa que no puedes vivir sin ella, no que no quieres vivir sin ella. Esto te llevará algún tiempo porque si no lo has hecho hasta ahora, no sabrás distinguir el «no puedo vivir sin ella» del «no quiero vivir sin ella»
- Cuando lo tengas claro, elimina de tu vida, (da de baja y di adiós formalmente), a todas aquellas personas y espacios que no te aportan nada y mantén a cierta distancia a todas aquellas que quieren que les aportes algo si sientes que no recibes a cambio lo justo.
IMPORTANTE: Si eres una persona con problemas serios de salud, dinero o amor, seguro que tienes en tu lista/memoria a cierto número de personas que no te aportan nada en la actualidad (las reconocerás porque las conociste hace tiempo y en espacios que ya has superado), y a las que tú les sigues aportando luz y calor. Lo más difícil de este protocolo es actualizar las figuras de padres y hermanos. Por lo general, en la medida que tu vida sea más problemática o insatisfactoria más relacionados están estos problemas con la falta de actualización de la memoria familiar, por lo que no podrás hacer este ejercicio sin la ayuda de un profesional cualificado.
En la película 50 primeras citas, se muestra de forma metafórica el tipo de memoria a la que me refiero, aunque en este caso se produzca por una enfermedad. Cuando una persona vive al día, los sentimientos que alberga en su pareja le muestran el camino sin tener que preocuparse de «recordar». Los sentimientos que depositamos en las personas que nos rodean son la clave de nuestra existencia. Los que estas personas nos hacen sentir y lo que nosotros les hacemos sentir…
«Negar nuestros sentimientos, reprimirlos o callarlos es negar nuestra vida, es dejar de existir en el presente y alejarnos de nuestro futuro, ya que el pasado ¡no existe!...»
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[i] La fase adulta sólo se instala-ejecuta cuando la persona se estabiliza emocional, física y sentimentalmente, lo que SIEMPRE da como resultado una vida en pareja estable y feliz. No basta con que la persona sea mayor de edad o simplemente mayor. Sin pareja no hay vida adulta aunque lo parezca…