Aprender a decir NO es necesario para superar el tiempo de la infancia y mientras no lo hayamos superado, la vida nos pondrá constantemente en situaciones donde la premisa serán decir ¡NO!
Cuando un bebé nace es un ¡SI! «con patas» hasta el momento en el que lanza su primera sonrisa al aire. La primera sonrisa de un bebé representa el momento en el que prende el alma en su conciencia corporal… Según cuenta la leyenda en ese momento nace un «hada» que es la representación mágica de las conciencias o almas infantiles…
Sonreír es la forma más natural de decir que NO y de fijar límites entre nuestra esencia personal y la de los demás… De ahí que los padres se muestren tan contentos de que por fin, el bebé haya sonreído pues es señal de que su evolución va por buen camino. (Se sabe que las personas con problemas de salud mental tienen problemas con la sonrisa, bien por carencia o por exceso, según el caso…)
Aunque el bebé sonríe, no porque les reconozca a ellos, sino porque empieza a reconocerse a sí mismo a través de sus rostros familiares…
Es en ese mismo momento, al sonreír por primera vez, cuando comienzan a germinar los vínculos o lazos emocionales que nos mantendrán con vida hasta que seamos capaces primero de caminar y después de pensar en forma autónoma…
Aprende a decir ¡no!
La capacidad de decir ¡NO! por medio de la palabra o el gesto va ligada a la capacidad de ponernos en pie y caminar…. (En verdad palabra y gesto van unidos sino prueba a decir ¡no! sin mover apenas la cabeza y verás) Fijar límites conscientemente nos permite romper vínculos con el pasado y avanzar sin restricciones…
Sin embargo, una vez que superas la etapa emocional infantil ocurre un «milagro existencial» (milagroso por lo extraño que resulta dentro del panorama evolutivo), en el que podrás decir de nuevo SÍ a todo lo que se te proponga…
¡Y Sin tener que preocuparte de si será positivo o negativo para tu persona….!
Es como si una vez SUPERADO EL TIEMPO DE LA INFANCIA Y JUVENTUD… la vida se mostrara ante tus ojos como un todo integrado en el que tú conciencia tiene su propio lugar y donde el ¡NO! ya no tiene cabida…
Una vez que EXISTES, el rompecabezas existencial cobra sentido y puedes decir que ¡SÍ! a todo:
A sabiendas de que la vida te conducirá al mejor destino creado para ti…