¿Me interesa o no me interesa?






Este es un artículo que revisa en profundidad una cuestión que, por estas mismas fechas, me fue planteada en el curso anterior cuando una persona dudaba entre hacer o no hacer algo que, en principio, le interesaba pero no le apetecía. Ahora un año después y, curiosamente, la misma persona, se plantea de nuevo la misma cuestión...

« Esto me interesa pero no sé porqué… en principio, todo parece ir bien en mi vida… Entonces ¿porqué tengo ciertas inquietudes que no sé precisar?» 

¿Me apetece o me interesa? 

Cubrir las necesidades básicas del cuerpo es prioritario para la supervivencia física y, mediante el sentido del gusto o apetito, el cerebro se encarga de ajustar nuestro balance químico diario que es el que asegura nuestra estabilidad emocional o interior. El apetito o el «me apetece» es la fórmula que hace que cada persona pueda saber qué es lo que necesita en cada momento para mantenerse en pie y mínimamente satisfecho. Aunque aquí suelo añadir que si para mantenerte en pie y mínimamente, has de tomar sedantes o estimulantes de cualquier índole (café, alcohol, medicamentos, etc.), es que algo va realmente mal en tu ambiente interior. 

Sin embargo, los humanos además del apetito tenemos «intereses» que son todas aquellas actitudes que nos llevan a querer ir más allá de nuestro círculo interior, más allá de lo básico/corporal y buscar la excelencia en lo humano. Ha sido la mente y su progresivo desarrollo, a lo largo de la evolución, la que nos ha convertido en humanos y es la conciencia de humanidad la que sigue impulsando nuestro desarrollo más allá de las fronteras de nuestra conciencia orgánica/personal.

Si todavía tienes alguna duda sobre cuando aplicar el «me apetece/me gusta» o el «me interesa/lo quiero» observa estas dos expresiones:

Me apetece comer pollo... 
Me interesa comer pollo… 

Y la próxima vez que utilices el me apetece o el me interesa pregúntate si estás cubriendo una necesidad de tu cuerpo o de tu mente porque, en ocasiones, la línea que separa lo uno de lo otro es muy tenue. 


Por ejemplo, en el caso del cine: ¿te apetece ir al cine o te interesa ir a ver una película en concreto? Porque según sea la respuesta el balance químico/emocional que se va a desarrollar en la sala será diferente.

Otro ejemplo más y lo dejamos: un evento público ¿te apetece o te interesa asistir? Ya que el archivo donde se integra lo vivido también va a ser diferente.

La opción de elegir entre el me apetece o el me interesa (realmente todo un lujo evolutivo), determina el formato y el fichero donde serán guardadas las experiencias adquiridas (cuerpo o mente) y es uno de los «secretos» a la hora de conservar la línea; y no solo la del cuerpo sino también la línea del tiempo ¿acaso no son las mismas en un universo holístico? 


La línea del tiempo
El otro día visioné un documental que me pareció uno de los más interesantes que he visto en los últimos años. En él se habla de una tribu de la Amazonia (los Piraha) y la forma en la que su cultura y forma de vida ha condicionado el desarrollo de su lenguaje.

Aunque esta fue la parte en la que mi mente centró su atención ya que el documental también muestra la lucha entre los distintos sectores académicos que abanderan el tema de la gramática humana. Lo que a mí, personalmente, me maravilló fue el mensaje «oculto» en esta tribu que, acunada por las circunstancias con las que la selva ha cubierto sus necesidades básicas, parece que no han necesitado evolucionar en ciertas áreas de su mente que, para el resto del mundo han significado la supervivencia a lo largo del tiempo y de los espacios. Parece ser que esta tribu ha vivido en un permanente AHORA y no ha tenido que complicarse la vida contando hacia adelante o hacia detrás y, lo que es más interesante todavía, no tienen palabras para describir los colores lo que desde mi punto de vista indica un clima emocional monocorde y en blanco y negro. Para entenderlo es como si vivieran la vida tal y como el cine la mostraba antes de la llegada del doblaje y el color. 

Esta experiencia de vida me hizo pensar en algo que ya sabía pero que no había tenido la oportunidad de observar de forma directa más que en niños o en animales de compañía y es que, cuando las necesidades básicas del cuerpo son cubiertas todos los días sin problemas, la evolución de la mente más allá de su configuración primaria no es necesaria y permanecemos suspendidos en una especie de limbo emocional. Y que conste, que considero que esta tribu es sabía en su forma de vivir y que la lección de humanidad que ha perdurado, gracias a su aislamiento en la selva, es un reto a superar, esta vez en forma consciente, por el resto de la humanidad. Desde mi punto de vista ellos nunca salieron del paraíso porque no les hizo falta. O si salieron, tuvieron la suerte de llegar a este rincón escondido de la mano de “dios”…. Y recuperar de nuevo la conciencia de unidad perdida.

El otro día leía que la escasez es la base del ingenio y no es que crea que tengamos que pasar hambre pero sí que pienso que son tiempos de reinventarnos y dejar atrás los condicionantes generados por «siglos de superación personal obligada» en los que la prioridad para muchos fue cubrir las necesidades primarias del cuerpo (llenar la barriga y reproducirse)…

Estos condicionantes fueron impuestos a la fuerza por la propia evolución de la especie mientras la conciencia de humanidad o intereses de la mente permanecían en un segundo plano evolutivo. 

En estos momentos, la prioridad evolutiva está cambiando y el tener cama y comida (pitanza y lecho como se decía en la edad media), ya no es lo primero. Y son precisamente aquellas personas que, a día de hoy, no logran cubrir este mínimo objetivo las que nos están dictando nuestra máxima prioridad, quizás la más absoluta de todos los tiempos: ampliar nuestro círculo interno dejando atrás el «me apetece» en forma consciente. Esto significa saber establecer con claridad cuáles son tus necesidades básicas, cubrirlas y seguir adelante en óptimas condiciones y abrir tu mente al ¿me interesa? Aunque, en principio, no te apetezca…

Desde mi punto de vista el uso consciente del «me interesa» es una de las fórmulas que puede contribuir a eliminar las desigualdades sociales generadas mientras la ley que imperó en nuestras conciencias fue la de la supervivencia… 

Pienso que ser interesado es algo positivo aunque algunos pueden tacharte erróneamente de ser egoísta (el egoísmo es precisamente mantener la actitud contraria a toda costa: el me gusta o me apetece y dejar de lado todo lo demás). 

Pienso que es la sed de conocimiento humano que va más allá de lo personal, la que promueve el interés hacia los demás, hacia lo nuevo, hacia lo extraño, etc., y es esta sed de conocimiento de lo externo a ti lo que amplifica el desarrollo de la conciencia de humanidad. 

¿Te apetece conocer a alguien o te interesa? 

En lo que al tema relaciones se refiere las apetencias no son una buena señal. Tener ganas de conocer a alguien implica una necesidad interior no cubierta y esto es propio de la infancia o propio de una actitud infantil. (Quizás solo te quede por actualizar el término de tu vocabulario)… 

En el plano de las relaciones o del conocimiento la única expresión válida es me interesa y además para que pueda ser aplicada de forma correcta has de saber para qué te interesa. Qué utilidad le vas a dar. 

¿El por qué?... no es importante porque siempre va a ser el mismo y además es un imperativo evolutivo así que no es susceptible como opción: 

«Cuando algo o alguien te interesa es porque YA forma parte de tu SER y tienes el derecho y la obligación de hacerlo PRESENTE en tu vida para poder disfrutarlo.»


Aquí puedes ver el documental completo en español