Ley de la Atracción




Artículo de JM Navarro: Las experiencias, las personas con las que nos relacionamos e incluso, el ambiente donde nos movemos, nos causan una serie de impresiones, cargas o estados de ánimo. 

Nuestro cuerpo funciona como una antena que emite y recibe energía. y cada vez que hablamos, tocamos o incluso pensamos en una persona, estamos sincronizando su tiempo al nuestro. 

Una idea o cuestión, siempre es relativa algo o a alguien, las ideas son emisiones electromagnéticas, están ahí y son atraídas a la órbita del pensamiento personal en función de la vibración que se posea (estado de salud).

“El universo nos da aquello que elegimos creer”. Cuando quieres atraer algo positivo hacia ti, asegúrate de que tus pensamientos, palabras, acciones y entorno no contradigan tus deseos.

Las personas mantienen viva la desgracia al pensar, hablar, actuar, enfocarse y convivir predominantemente en lo que “no quieren”. Si insistes o te mezclas en cosas negativas estas acabaran manifestándose en tu vida.

“Una persona es aquello con lo que se combina o se iguala”

Las ideas y pensamientos que albergamos en nosotros son aquellas que se manifiestan en las cosas que suceden en nuestra vida. Cultiva una comunicación sincera e integra en todos los aspectos de tu vida.

Cuándo te suceda algo desagradable mira en tu interior y pregúntate: ¿de qué modo contribuyo a esta experiencia? ¿Qué hace que atraiga esta situación? ¿Qué exige esta situación de mí?

La mejor forma de actuar es no precipitarse y dejar que el otro inicie, luego solo tienes que responder con integridad y sinceridad. 



------------------------------------

Algo importante a tener en cuenta es cuento de los 3 filtros de Sócrates:

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos. Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:

- “¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?”
- “Espera un minuto”, replicó Sócrates. “Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro.”
- “¿Triple filtro?”
- “Correcto”, continuó Sócrates. “Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.”
- “El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?”
- “No”, dijo el hombre, “realmente solo escuché sobre eso y...”
- “Bien”, dijo Sócrates. “Entonces realmente no sabes si es cierto o no.”
- “Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?”
- “No, por el contrario...”
- “Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.”
- “Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?”
- “No, la verdad que no.”
- “Bien”, concluyó Sócrates, “si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil... ¿para qué querría saberlo?”