Juventud. El camino hacia la coherencia

¿Por qué algunos humanos se consideran ajenos al ciclo vital de la naturaleza?



Biorritmo de verano: . Juventud: el camino hacia la coherencia.

Introducción al concepto de Espacio.

El periodo de formación y crecimiento, o tiempo de la infancia, abarca desde la concepción hasta la pubertad y es de carácter estático pues, en dicho periodo, crecemos en el «tiempo» pero no en el espacio.

Al finalizar la infancia, entramos en lo que se conoce como tiempo de juventud y empezamos a diseñar nuestro propio camino en base a las elecciones que tomamos… Lo primero que tendría que saber un joven, antes de ponerse a caminar «por su cuenta», es que la libertad no existe y que, lo que la mayoría de personas entienden por libertad, consiste en dejarse llevar por las circunstancias, sin detenerse a reflexionar y en llevar una vida en la que la disciplina y la coherencia, brillan por su ausencia; dicho de otro modo: «haz lo que te da la gana sin pensar en las consecuencias ni de dónde vienen esas ganas»

Sucede que, en aras de la libertad y sin ser conscientes de ello, los jóvenes están dando vida a los deseos y apetitos de las personas que les rodean, convirtiéndose en el «chivo expiatorio» de la humanidad; «el joven», si por algo se caracteriza, es por su falta de experiencia o madurez y por sus «pocas luces» a la hora de actuar. Su sistema autónomo, recién estrenado, todavía no ha tenido tiempo de aprender a discriminar entre las órdenes o ideas propias, de las ajenas y, suele suceder que, apenas sale a la calle, comienza a vivir historias de un guión –no escrito- pero REAL: el guión de las necesidades emocionales –no cubiertas- de su ambiente familiar.

«La vida humana está inserta en una cuadrícula tridimensional relativa a las coordenadas en las que se expresa la vida en la tierra: Espacio, tiempo y materia»

En esta cuadrícula, las personas se aglutinan en «grupos familiares» que se definen por la afinidad emocional o vibratoria que existe entre sus miembros. Este cuadrante tridimensional tiene, a su vez, varios planos que van de lo más sutil a lo más denso. El plano más denso es el plano emocional «materializado» en nuestro cuerpo físico y es el responsable de nuestros gustos, hábitos, simpatías y atracciones físico-químicas. Cada uno de los planos se proyecta en el siguiente y cualquier cambio en el plano base o plano emocional-corporal se verá reflejado en el plano de la mente-ideas, que es el responsable de nuestro acceso al espacio socio-profesional.

En teoría, una familia compuesta por madre, padre e hijos, tiene la capacidad para funcionar autónomamente siempre que se ejecuten sus funciones con «normalidad». Esto les permite funcionar como un TODO y computar en la cuadrícula espacio-tiempo como una unidad, lo que facilita su evolución positiva en el continuo Espacio/Tiempo. Cuando en la familia no hay armonía (alguno o varios de sus miembros no son felices), los miembros más jóvenes se «desperdigan» en busca de frecuencias afines que les completen. Amistades y amores tempranos y caducos que, en el plano de la mente, se reflejan en una permanente insatisfacción laboral ya que, a mayor número de personas necesarias para dar consistencia al grupo familiar, más se reduce la frecuencia en el plano laboral.

No es casual que las personas satisfechas profesionalmente, sean escasas y mucho más escaso es el número de personas que pueden disfrutar del equilibrio de todos sus planos vitales (salud, relaciones y profesión), ya que son incontables las veces que el éxito profesional se consigue dejando atrás el equilibrio familiar y personal. Cuando observamos a una persona de «éxito» lo primero que habría que cuestionar es el precio que ha tenido que pagar dicha persona, sabiendo que en el computo hay que tener en cuenta, además de la suya, es la salud y felicidad de sus familiares y amigos más allegados.

Suele suceder que mientras un miembro «sube», algún otro miembro de su red familiar y social, enferma, tiene un accidente o, en lamentables ocasiones, muere en trágicas circunstancias. Las personas de «bien» se lamentan, reniegan de dios o de la vida para, posteriormente, seguir con sus vidas sin inmutarse, sin plantearse, ni por un solo momento, si tienen alguna responsabilidad en el drama que acaban de presenciar. Sin llegar a tales extremos y siguiendo con el tema de la juventud, son incontables los jóvenes que «desperdician» su tiempo de juventud, siguiendo los patrones ocultos de su ambiente familiar. Patrones que les inducen a «vivir la vida loca» antes de que les llegue la hora de volver al «redil».

Así, podemos observar a una hija que «copula indiscriminadamente» para satisfacer la sombra (eternamente insatisfecha, ya que es inconsciente) de una madre frígida; Hijos que se drogan o beben para calmar las «ansias de volar» de un padre que no conoció más futuro o ideal de humanidad, que el desarrollado en el bar de la esquina durante el partido semanal; Hermanos y hermanas que se distancian, llevados de los «afectos desintegradores» de una madre que muestra sus preferencias, inconscientemente, por lo que sus hijos tienen que cubrir los naturales lazos de hermandad, con amigos y amigas que suplan la relación fraterna. En el tema del amor, las experiencias con fecha de caducidad, se suceden hasta completar el mapa emocional familiar, compuesto de retales en los que el AMOR (con mayúsculas) brilla por su ausencia.

«Los jóvenes QUIEREN VIVIR y no se resignan a llevar una vida como la de sus padres y, a falta de un discurso coherente, se lanzan a la aventura con la esperanza de encontrar su propio destino…» 

La mayoría no lo encuentra y, tras unos años locos, vuelven al redil familiar llenos de escoceduras y cicatrices, con la falsa ilusión de que ya han vivido y ahora les toca «resignarse» y dejar paso a la siguiente generación. ¿Deprimente verdad? Pues es lo que hay y lo que me encuentro, día a día, en el panorama social, familiar y profesional: niños que se inician a la vida adulta sin la más mínima preparación o ejemplo positivo, en un proceso transformador llamado «juventud» en el que «todo vale» y al que muchos no quieren renunciar pese a tener ya más de 30 años…

En la naturaleza, la juventud no existe como concepto. Las crías maduran y cuando están listas para copular, forman su propio grupo socio-familiar con las características propias de cada especie. La transmisión de valores es instintiva y, una vez adultos, los ciclos estacionales van pasando, año tras año, hasta que el curso de su vida se agota y pasan de nuevo a la madre naturaleza. Pasan de la infancia a la adultez y de ésta a la madre tierra en un ciclo sin fin…


¿Por qué algunos humanos se consideran ajenos al ciclo vital de la naturaleza?

La respuesta, ahora no importa, lo que quiero resaltar es que, en esa pérdida de lo natural, está el origen de todo malestar, enfermedad o sufrimiento y que recuperar el sentido de lo natural, es la finalidad de la labor que realizamos en Cronos. método holístico... Un joven no es más que una persona falta de experiencia propia y son los espacios en los que se desarrolla, los que DETERMINAN su trayectoria personal y como reflejo de ésta, su trayectoria profesional.  En Cronos llevamos años ayudando a nuestros clientes a recuperar los espacios en los que se desarrolló su juventud, a sabiendas, de que todo lastre del pasado impide disfrutar del presente. 

Hace unos días entramos en el verano, tiempo de juventud por excelencia ya que el inconsciente humano asocia juventud y tiempo vacacional. Desde cronos queremos emplazarte para que este próximo verano sea un tiempo de reflexión y coherencia, un tiempo para experimentar el pleno desarrollo de los sentidos...