La mayoría de terapias no serían necesarias si las personas resolvieran su mapa emocional antes de salir de casa ya que son los vínculos familiares no resueltos o demasiado estrechos, los que nos desmotivan a la hora de levantarnos con alegría por las mañanas.
Resolver el mapa emocional nos permite brillar con luz propia conectándonos con la fuente de energía universal o conciencia cósmica superior y eliminar toda clase de dependencias químico/emocionales (Problemas de autoestima, adicción, de estética, etc.)
Superar el marcador emocional nos permite circular por los espacios socio/profesionales sin dejar de ser nosotros mismos lo que a efectos prácticos significa que nuestra imagen física/salud no se altera con el paso del tiempo. A este respecto, funcionar con la energía emocional significa que cuando nos integramos en un espacio con un ambiente determinado no podremos configurar nuestro perfil o imagen en forma personalizada sino que tenemos que estar en función de los demás que es tanto como decir que vamos a estar en función de los sentimientos (del otro) y no podremos dar voz a nuestras ideas. Esto hace que sea el cuerpo el que tiene que pagar todas las facturas energéticas lo que hace que el proceso de vivir nos resulte sumamente costoso y que además repitamos experiencias negativas al no ser capaces de realizar una toma de conciencia de la situación en relación al plano evolutivo.
La toma de conciencia (qué, quién, de dónde y adónde), nos permite fijar las coordenadas espacio/tiempo, algo así como editar las características personales a la hora de insertarnos en un espacio público para que nuestra imagen pueda mantener sus proporciones.
El método cronos permite resolver el mapa emocional personal y ayuda a resolver los vínculos y actitudes que nos mantienen atrapados en el tiempo infantil o tiempo circular. En este tiempo emocional-circular no se avanza y todo gira en torno a los mismos personajes «mamá/papá» y aunque pensemos que nos estamos moviendo, los problemas que con el tiempo aparecen en nuestras vidas nos confirman que, en realidad, no nos hemos movido del sitio.
